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Una herramienta indispensable que espera ser descubierta
¿Qué usos se le puede dar al seguro de vida en beneficio de la empresa familiar?
‘…debe contratar un Seguro de Vida toda persona que con su actividad personal sostiene y mantiene a personas que están bajo su cuidado…’ y ‘…cuando digo debe quiero transmitir que es imperioso: si alguien no lo hiciera estaría decidiendo que ante cualquier eventualidad, las personas a su cuidado tendrían que bajar su nivel de vida: hijos menores de edad o discapacitados, padres a cargo, esposa que no podría reemplazar los ingresos del marido…’. (Dr. Leonardo Glikin , “Pensar la Herencia”)
Años atrás alguien calificó de “brutal” mi introducción a una presentación en la que afirmé: “estoy en condiciones de hacer una afirmación irrefutable sobre todos los presentes incluido yo mismo; algo que tiene un 100% de probabilidades de ocurrir: todos los presentes nos vamos a morir”.
¿Por qué comienzo nuevamente así? Para que no queden dudas de que este artículo se refiere a certezas.
No hay lugar a dudas respecto de que moriremos aunque no nos guste admitirlo. Lo que hará la diferencia en el impacto financiero que causará nuestra muerte es el cuándo y el cómo. Y sobre la respuesta a estas dos preguntas no tenemos absolutamente ninguna seguridad. Intente responderse mentalmente a los siguientes interrogantes:
1) ¿Cuál es su fecha de nacimiento?
2) ¿Cuál será su fecha de fallecimiento?
3) ¿Cómo o de qué va Ud. a morirse?
Es inevitable que quedemos algo perplejos al pensar en estos términos, porque no nos gusta pensar que nuestra muerte es inevitable, que el “cuándo” puede ser dentro de muchos años o dentro de pocos segundos, y el “cómo” puede ser plácido o atroz, repentino o prolongado. La única “pista” nos la dan las estadísticas, que podrían ser objeto de otro artículo.
Es bien sabido que las empresas en la Argentina no sobreviven habitualmente a la 3era generación, por falta de previsión. Cuando se plantean las dificultades que deben sortear las empresas familiares se suelen mencionar: la fijación de los requisitos para ocupar posiciones jerárquicas, la posibilidad de que ingresen o no parientes políticos, la necesidad de separación entre el patrimonio de la empresa y el de la familia empresaria, la elaboración de ciertas reglas mediante la formalización de un protocolo, la conveniencia de preparar la sucesión… Pero muy ocasionalmente se hace referencia a los problemas que puede generar la muerte prematura de algún integrante de la familia empresaria. Éste es el tema central del presente artículo, junto con una somera aproximación a la herramienta financiera más idónea para proteger a la empresa familiar de las consecuencias económicas que ese hecho suele generar: el seguro de vida.
Desde un punto de vista económico, puede medirse el valor de la vida humana en función de la capacidad para generar riqueza (u obtener ingresos). Ese valor suele ser mucho más alto que el de todo el patrimonio material que una persona pueda construir. Dicho en otros términos, el valor monetario de la vida de cada persona económicamente activa suele ser de mayor importancia que la suma de sus bienes materiales.
Como asegura el Dr. Glikin en el libro ya citado: ‘los seguros cumplen una función de tal trascendencia y especialidad que no pueden ser reemplazados por ningún otro tipo de contrato o de previsión’.
En nuestro medio es habitual encontrar invertida – o al menos desordenada – la pirámide de los siniestros básicos (es decir, la gente protege su auto, su casa, su salud, sus bienes en general, pero no protege lo que le permite generar todo eso: su vida). Por eso, es fundamental estructurar las prioridades dándole a los seguros sobre siniestros de tipo R.E.P. (Ruina Económica Potencial – por ejemplo, la incapacidad total y permanente -) la lógica preeminencia por sobre los seguros sobre siniestros de tipo I.E.T. (Inconveniente Económico Transitorio – por ejemplo, robo y hurto -). Reitero: el valor monetario de una persona económicamente activa es mucho más alto que todo el patrimonio que pueda haber generado con su trabajo. Sin embargo, suelen asegurarse las posesiones, pero no la vida que las hizo posibles.
Ahora voy a explicar algunas de las razones por las cuales se trata de una herramienta irreemplazable.
Permite “comprar” en pequeñas cuotas un monto considerable de dinero para dejarle a nuestros beneficiarios cuando ya no estemos; ese monto considerable está a disposición desde la primera cuota en caso de ocurrir el siniestro (el seguro de vida no tiene “carencias” como por ejemplo, la medicina prepaga); podría afirmarse, sin dudas, que es el único bien comprado a plazo que se adquiere totalmente a partir de la primera cuota y cuyo saldo queda automáticamente cancelado cuando se “toma posesión” del mismo. El costo total que paga el asegurado – en caso de vivir muchos años – casi nunca alcanzará la magnitud del monto que recibirán sus beneficiarios cuando muera.
Los beneficiarios pueden ser personas físicas o jurídicas y su designación puede ser modificada en cualquier momento, mediante la sola voluntad del tomador de la póliza, expresada por escrito (a diferencia de la legítima hereditaria, por ejemplo).
¿Qué usos se le puede dar al seguro de vida en beneficio de la empresa familiar?
La siguiente es una enumeración incompleta de algunas aplicaciones fundamentales. Dejo al amable lector la tarea de pensar en otras, en función de sus experiencias y preocupaciones:
–garantizar la financiación que permita la continuidad de una empresa ante fallecimiento o invalidez de cualquiera de sus socios; también proteger el riesgo de que cualquier eventual pasivo (ej.: sueldos de los empleados) pudiera recaer sobre los herederos del socio fallecido;
-proteger al personal clave: en ciertas empresas hay un socio o empleado que, por sus conocimientos, experiencia, productividad u otras variables, sería de muy difícil reemplazo y su muerte dejaría un vacío financiero muy difícil de llenar; existe la posibilidad de cubrir con un seguro de vida esta contingencia específica;
–previsionar la indemnización por fallecimiento (indemnización por extinción de la relación laboral) del personal más antiguo y/o de remuneraciones más altas; es frecuente que muchos pequeños empresarios y comerciantes en nuestro medio desconozcan este derecho laboral y “descubran” esta obligación frente al hecho consumado, con el consiguiente dolor de cabeza;
-otorgar beneficios para fidelizar personal, evitando que se los lleve nuestra competencia o sean tentados con una remuneración más alta que la que nosotros podemos ofrecer;
-para distribuir herencia por fuera de lo que determinan nuestras rígidas normas sucesorias, y evitar tener que “partir” o vender obligadamente propiedades de distinto valor para una distribución equitativa entre los herederos; también es la mejor herramienta para prevenir posibles injusticias o conflictos entre hijos de distintos matrimonios; también para “dejarles algo” a personas que dependen de Ud. pero que no tienen derecho a heredarlo;
-para evitar que sus deudas actuales o potenciales arruinen económicamente a sus descendientes. El beneficio de un seguro de vida es un derecho propio que nace una vez ocurrido el evento; en otras palabras, a diferencia de las cuentas bancarias, propiedades inmobiliarias, joyas, bonos, etc., el beneficio de un seguro de vida es inembargable por deudas del asegurado fallecido. Cabe llamar la atención sobre este punto: si Ud. es empresario o comerciante o director de empresa y puede llegar a tener responsabilidades sobre eventuales pasivos, está dejando abierta la posibilidad de que esas responsabilidades pasen a sus herederos. Un seguro de vida es el instrumento más sencillo para dejar a salvo a su descendencia de una potencial ruina económica por los pasivos mencionados;
– para garantizar la propia independencia financiera en caso de incapacidad total y permanente por cualquier causa;
-para suministrarle al asegurado los fondos que le permitan afrontar una enfermedad terminal accediendo a tratamientos que pudieran estar fuera de su alcance o de la cobertura de su medicina prepaga, para proporcionarle una mejor calidad de vida en esa situación crítica o disponer en vida del uso que darán sus beneficiarios al monto del seguro;
-para garantizar sus eventuales deudas ante su fallecimiento, sin riesgo para su patrimonio sucesorio. ‘Si debo $1.000, estoy en un problema. Si debo $1.000.000, el que está en un serio problema es mi acreedor’. Debiera ser una norma básica de respeto y previsión tomar un seguro a favor de nuestro acreedor toda vez que solicitemos un préstamo cuya devolución pueda ser onerosa para nuestros descendientes y cuya no devolución pueda perjudicar grandemente a quien nos prestó el dinero.
Además de estas funciones específicas, el seguro de vida tomado por las empresas, ofrece interesantes ventajas impositivas.
No es difícil establecer la necesidad de contar con un seguro de vida. Le sugiero un juego de preguntas y respuestas; yo pregunto, Ud. responde:
-¿Cuenta su empresa con los recursos necesarios para garantizar su continuidad frente al fallecimiento de cualquiera de sus socios (por ejemplo, para comprar la parte correspondiente a los herederos)?
-¿Están protegidas la familias de cada socio ante eventuales pasivos que pudieran recaer sobre sus herederos?
-¿Tiene previstos los recursos financieros para reemplazar a su “persona clave” en caso de fallecimiento?
– ¿Previsiona sistemáticamente para la eventual indemnización por fallecimiento – por extinción de la relación laboral – del/los empleado/s de mayor antigüedad o más alta remuneración?
-¿Previsiona sistemáticamente para afrontar eventuales reclamos por accidentes laborales por encima de lo garantizado por la A.R.T.? (tener en cuenta la jurisprudencia a este respecto)
-Si contrata habitualmente profesionales autónomos o cuenta con personal no registrado, ¿está cubierto frente al eventual reclamo por fallecimiento o invalidez de alguno de ellos por accidentes de trabajo?
-¿Cuenta con alternativas para otorgar beneficios al personal a un costo sensiblemente inferior al de un incremento remunerativo por un monto similar?
En el libro antes mencionado, el Dr. Leonardo Glikin afirma con profundo sentido filosófico que ‘la herencia que dejamos no es otra cosa que el resultado material y moral de nuestra propia vida’. Es decir que todo lo dicho trasciende el mero valor monetario.
En el título de este artículo utilicé el término “descubrir”. Espero que estas reflexiones hayan sido útiles al lector para tomar consciencia de la existencia de un recurso financiero tan valioso e incluso para comenzar a considerar la conveniencia de asesorarse acerca de este instrumento de seguridad financiera fehaciente, eficaz y con una inmejorable relación costo / beneficio.
Me daré por satisfecho si logro con estas líneas que los lectores integrantes de familias empresarias, los profesionales que los asesoran y los consultores especializados en general, tomen consciencia de cuánto puede hacer el Seguro de Vida por la seguridad financiera de las familias y sus empresas, cuánto sufrimiento puede aliviar y cuántas debacles económicas pueden prevenir.
Autor: Lic. Jorge Kancepolski. Especialista en seguros de vida