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¿Te atreves a cambiar?
Con la llegada de las Fiestas Navideñas, aflora en algunas personas una cierta susceptibilidad: Emociones que regresan, recuerdos, añoranza a seres queridos que ya no están, nostalgia; y en otras, la llegada de estas fechas es motivo de euforia, de alegría, de terminar el año haciendo balance y de proponerse un año próximo diferente y lleno de buenos deseos.
Nuestra vida va cambiando año tras año, y en mi caso, ninguna navidad suele ser la misma del año anterior; no solamente porque las circunstancias de mi entorno van cambiando, sino porque yo misma voy cambiando.
El cambio para mí, es una oportunidad, es dejar de hacer lo mismo haciendo algo mejor y diferente. La vida es un constante cambio y pienso que toda persona tendría que estar preparada para estos momentos.
Al vivir una situación problemática, podemos quedarnos ahí, creyendo que no podemos hacer nada para cambiar y metiéndonos en el papel de “víctimas” o por el contrario podemos sentirnos “responsables” para empezar a cambiar.
La primera visión que tenemos es que hay que cambiar al mundo o que las demás personas cambien; nunca nos detenemos a pensar que el cambio comienza por uno mismo.
No hay fórmulas mágicas para lograr el cambio que deseamos. Cada persona tiene un determinado proceso.
“Si hoy fuese el último día de mi vida ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy?.
Si la respuesta es “no” durante demasiados días seguidos, sabré que debo cambiar algo”
Steve Jobs
El primer paso de un proceso de cambio es darse cuenta de la situación de partida, sin esta base una persona no puede comprometerse a mejorar.
Las preguntas que nos haremos:
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¿Dónde estoy?
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¿Qué quiero cambiar?
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¿Cómo puedo salir de ésta situación?
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¿Qué puedo hacer para cambiarla?
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¿Cuál es mi objetivo?
Al poner la atención en lo que queremos, el problema se convierte en una pregunta, cambiando así los pensamientos, emociones y repercutiendo en la conducta que irá hacia el objetivo si se tiene la suficiente motivación.
Para lograr un cambio positivo en tu vida ten en cuenta que:
- Tú eres el único responsable de tus estados mentales y emocionales y solamente depende de Ti el cambio.
- Ante una decisión de cambio, podría calcularse que un 20% consiste en saber “Cómo” y un 80% consiste en saber el “Por qué”. Entonces si quieres cambiar algo tienes que acumular una serie de razones lo suficientemente importantes que te lleven a hacerlo.
- Para cambiar una situación o estado, basta con llegar a nuestro “umbral de dolor”, es decir, darnos cuenta que el no cambiar nos resulta mucho más doloroso que el cambio. Si ese dolor va más allá que nuestro “umbral de tolerancia”, esa presión interna será la que nos mueva hacia el cambio inmediato.
- El ser humano se mueve huyendo del dolor y buscando el placer. En estos parámetros, cada persona tiene diferentes niveles de tolerancia.
- Hay que descubrir las pautas limitadoras y dejar de hacer “más de lo mismo”, en su lugar descubrir nuevas alternativas que nos impulsen al cambio.
Existen dos tipos de cambio:
- El Cambio Remediativo, trata de mantener el equilibrio y la estabilidad. Por ejemplo, las personas que hacen más de lo mismo haciendo solo pequeñas correcciones o ajustes. Cuando esas transformaciones ya no son suficientes, el sistema entra en crisis y es entonces cuando puede producirse un cambio generativo o evolutivo.
- El Cambio Generativo, en este caso es el sistema mismo quien se modifica. Se da una evolución. No se trata de una adaptación, sino de un cambio real. La persona deja de hacer lo mismo y cambia de registro. Algunas veces este cambio requiere cambiar algunas creencias , transformar las reglas que regían su vida, salirse del modo piloto automático y cuestionarse profundamente para construir una nueva realidad, nuevas hipótesis de base, por ejemplo, cuando se decide cambiar de profesión, cuando se afronta una separación de pareja o cuando se pierde a un ser muy querido.
El cambio requiere una buena dosis de valor; salir de lo cómodo y lo rutinario, se convierte a veces en una aventura difícil de emprender. Sin embargo, si buscas una motivación más grande y más fuerte que el propio dolor de estar donde estás, no lo dudes, muévete. Imagina ya viviendo ese cambio: ¿Cómo te sentirás? ¿Qué verás? , imagina, sueña, vívelo, siéntelo…
Autor: por Ale Navarro.
Fuente: GrandesPymes.com.ar