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La Comunicación como pieza clave de las relaciones entre la familia y la empresa
Hace poco tiempo me encontré con Susana, la menor de cinco hijos de una familia propietaria de una empresa familiar, y al preguntarle cómo estaban respondió, después de un interminable silencio, “…distanciados…, es la única forma que tenemos para no pelear, no sé cómo llegamos a este punto”.
Esta situación ilustra una de las dificultades que frecuentemente aparecen en las empresas familiares, los problemas de comunicación.
Muchas veces no se suelen tratar ciertos temas, quizás por temor a no saber cómo plantearlos, o tal vez por el recelo a perjudicar la relación, o incluso a generar más conflictos de los que existen.
El posponer indefinidamente la comunicación, no es precisamente lo más adecuado que se pueda realizar. Generalmente sucede que, por no abordar un tema, posteriormente explota con un poder destructivo enorme. El tiempo avanza, la distancia y frialdad en las relaciones queda cristalizada rápidamente. Tenemos que tomar conciencia de la responsabilidad y el papel que cada uno tiene en el proceso de comunicación.
Además, debemos tener presente que en la comunicación es más importante lo que el otro entiende, que lo que uno dice. Porque la información que se transmite y recibe siempre es filtrada, interpretamos según nuestros modelos mentales, reglas, paradigmas, etc.
Por ello, es necesario conocer cómo nos comunicamos, qué estilo utilizamos, y si necesitamos aprender a comunicarnos asertivamente.
Esto significa la posibilidad de expresar lo que realmente uno piensa y desea de un modo directo, honesto y de manera adecuada. Respetando a la persona con la que hablamos, al mismo tiempo que también respetamos nuestros derechos.
La asertividad es una herramienta necesaria y útil no solamente en el mundo laboral, sino fundamentalmente en el ámbito personal y afectivo de la persona.
En la respuesta de Susana queda condensada la dificultad de expresar lo que sienten, piensan y necesitan. El poner distancia para no poner palabras, es sin lugar a dudas, un patrón de su comunicación familiar, y, aunque les resulte insatisfactorio y doloroso, lo repiten una y otra vez, porque no saben cómo salir de él.
¿Estamos a tiempo?, ¿Qué posibilidades existe en nuestra empresa familiar de aprender a comunicarnos de un modo satisfactorio? Podremos abordar los temas que nos molestan sin herirnos?, estas son algunas de las preguntas que aparecen con frecuencia.
Muchas veces, se necesita de un momento de inflexión en la vida para decidir cambiar una situación, ya sea porque la incomodidad se torna insostenible, o porque las consecuencias serán mayores a las actuales.
Tomar la decisión de buscar ayuda profesional es un gran paso, un signo de salud para restablecer en este caso, un circuito de comunicación más saludable.
El consultor en empresas de familia puede comenzar a generar un espacio de comunicación para tratar por un lado temas de empresa, y por otro, temas de la familia; regulando el tono de las comunicaciones, la participación, la escucha, y sobre todo la pertinencia de los temas de acuerdo al ámbito al que pertenezcan.
Hoy en día, el uso de herramientas de comunicación efectiva y manejo de conflictos, ayudará a encontrar el impulso necesario para lograr el cambio que se precisa.
El aprender a comunicarse no solo tiene beneficios dentro de la empresa familiar, para los miembros de la familia y empresa, sino también hacia afuera, con todos con los que se relacionan y vinculan, clientes, proveedores, etc.
No olvidemos que, de las decisiones que tomemos hoy, dependerá en gran medida el futuro de la empresa familiar.
Autora: Mg. Lic. Raquel B. Lucero, consultora de empresas de familia, docente e investigadora académica del Instituto Argentino de Empresas de Familia, (I.A.D.E.F).