Empresa familiar: ¿Eres un propietario responsable?
La experiencia nos demuestra que cuando se actúa como un propietario responsable se evitan la mayoría de los riesgos que envuelven una empresa familiar. Que los propietarios familiares sean accionistas responsables, estén comprometidos con el proyecto y tengan visión compartida es una de las claves para la continuidad de la empresa familiar.
Esto, que es muy fácil de decir y muy difícil de conseguir, requiere la implicación de toda la familia. A menudo, la propiedad debe hacer frente a tensiones tales como las diferencias entre ramas, la confusión de roles, el miedo a no afrontar los temas importantes para no entrar en conflicto, tener una formación no adecuada al rol y las diferencias entre los que están fuera y los que están dentro del negocio, por mencionar solo algunas de las problemáticas que muchas veces dificultan actuar como un propietario responsable.
La clave
El punto clave que hay que entender y aceptar es que actuar como dueños responsables de una empresa familiar no solo implica hacer frente a las responsabilidades legales y beneficiarse de los derechos políticos y económicos que confiere la propiedad de una parte del capital. En realidad, el concepto propiedad tiene otras connotaciones que tienen que ver con los valores, con el conocimiento, con la confianza y con el legado familiar.
El comportamiento de un propietario responsable se fundamenta en articular la visión compartida a largo plazo; planificar debidamente la propiedad, ocupándose de la formación y educación de las generaciones presentes y futuras; asegurar las estructuras de gobierno adecuadas, tanto en la familia empresaria como en la empresa familiar; saber actuar como capital paciente y, sobre todo, no descuidar el relevo generacional.
Todo esto sin olvidarnos de dos valores sin los cuales es imposible que una empresa familiar trascienda en el tiempo y se transmita de generación en generación: la confianza y el respeto.
¿Qué hace falta?
Para poder actuar como accionistas responsables es necesario tener la formación suficiente y los conocimientos necesarios en función del rol que se desempeñe en la familia empresaria, para realizar con éxito el trabajo —ya sea en la organización, en puestos directivos, en el gobierno empresarial o en el gobierno familiar— y tomar las mejores decisiones en cada momento. Entre las funciones del Consejo de Familia, estará precisamente la de velar por la formación según el rol y la de fomentar que los familiares actúen como accionistas responsables.
¿Qué tipo de propietario eres?
Es importante tener en cuenta el rol de cada uno, puesto que la actuación como propietarios responsables tendrá matices en función del rol que se ocupe:
- Trabajador: tiene la responsabilidad directa del negocio e interviene directamente en la dirección y toma de decisiones.
- Administrador: es el que, sin intervenir en el día a día del negocio, mantiene responsabilidades y ocupa cargos en el órgano de administración.
- Implicado: no está empleado en el negocio ni participa en el órgano de administración, pero ofrece su apoyo y se involucra en proyectos concretos o para facilitar contactos.
- Pasivo: recibe dividendos, pero abdica de la responsabilidad del negocio, que cede a los demás. No toma la decisión consciente de permanecer como propietario.
- Inversor: muy parecido al pasivo, solo que, en función de la evolución de los resultados, puede decidir permanecer o vender su parte de propiedad.
- Orgulloso: no está involucrado en el negocio ni es muy conocedor del mismo. Sin embargo, le enorgullece enormemente ser propietario de la sociedad.
Aunque son roles distintos, hay que recordar que siempre debe haber como mínimo común denominador el compromiso activo a largo plazo con la familia empresaria, con el negocio familiar y con la propiedad.
El decálogo del propietario o accionista responsable
Para acabar, con base en experiencia con las familias empresarias, quiero sintetizar los 10 comportamientos que debería seguir un accionista responsable si lo que quiere es conseguir eficacia empresarial y armonía familiar.
- Cuando uno se convierte en socio de una empresa familiar, recibe un legado en préstamo que debe saber valorar, mantener y ayudar a desarrollar.
- Debe existir visión compartida en el largo plazo. Esta visión es sobre el proyecto común que se comparte y también en relación con las expectativas que se tienen como propietario.
- Hay que asegurarse de que no existe contradicción entre los valores familiares y empresariales y que se promueven y respetan.
- Se deben desarrollar órganos de gobierno empresariales y familiares que permitan asegurar la eficacia empresarial y la armonía familiar. En ambos casos, siguiendo los códigos de buenas prácticas.
- Hay que entender que los ejecutivos clave y los del Consejo de Administración deben estar ocupados por personas que aporten valor y que cumplan mejor con los criterios de idoneidad, sean o no de la familia empresaria.
- No hay que mandar desde la propiedad.
- La familia debe trabajar para que en cada momento exista un plan de relevo de las posiciones clave, tanto en los órganos empresariales como en los familiares.
- Hay que cumplir con las obligaciones legales y con los acuerdos que se tienen firmados como socios o que pueden afectar a la familia empresaria —Protocolo familiar, Pactos de socios, determinadas cláusulas testamentarias relativas a la transmisión de las acciones, etc.—.
- Es muy importante mantenerse formado en función del rol que se ocupa y tener capacidad para entender los indicadores financieros de la empresa familiar, aportando valor tanto en los órganos de gobierno empresariales como en los familiares.
- Hay que saber ser capital paciente.
Autor:
Ricard Agustín
Colaborador de IADEF, Fundador de Family Business Solutions y consultor de empresas familiares
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