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El rol de la Mujer en la Empresa Familiar
Fuente: Newletter Nro 28. Año 2016
En el Día Internacional de la Mujer recordamos a tantas mujeres que día a día, motivadas por las expectativas personales, sumadas a las que impone cada grupo de pertenencia, ponen en juego su talento para contribuir al crecimiento de sus respectivas empresas familiares.
Si bien la empresa para muchos es un espacio de hombres, a medida que ésta crece en dimensión económica y en número de integrantes las mujeres van consolidando un espacio más formal de pertenencia que las legitima tanto en sus funciones como en su remuneración.
En ocasiones, se capacitan sin tener nunca la chance de demostrar sus fortalezas, pero van creciendo al ritmo de la empresa y conocen sus secretos hasta el grado de convertirse en esenciales.
Algunas de ellas evidencian un claro liderazgo en el camino de realizar la visión de su familia empresaria. Otras se autopromueven para dejar de ser invisibles.
Algunas veces permanecen en el ámbito familiar alejadas de las funciones formales de la empresa y otras limitan su aporte al cumplimiento de reducidas jornadas laborales sin mayores proyecciones personales.
Se manifiestan como exitosas emprendedoras, dueñas y señoras de su propio negocio y también como acompañantes del fundador, apuntalándolo, acompañándolo y complementando las funciones familiares.
Como sea, las mujeres están cada vez más presentes en la empresa familiar de nuestro tiempo. A pesar de sus diferencias todas ellas acompañan las etapas de vida de la familia y de la empresa, sin desentonar con su dinámica, consolidándose como un pilar fundamental para alcanzar las metas compartidas porque son expertas en trabajar las emociones para proveer a la consolidación de la armonía familiar.
No es fácil la realidad que les toca protagonizar en nuestros días: las mujeres se enfrentan al reto de crecer profesionalmente, de demostrar idoneidad para desempeñarse en cargos de decisión y de compatibilizar todo eso, con su rol tradicional de esposa y de madre y de mantenerse bellas y lucir a la moda, porque esto es lo que los mandatos culturales siguen imponiéndole.
En medio de esa maraña de funciones, roles, responsabilidades y desafíos, aparece su esencia buscando un alivio detrás de las incontables capas de madre, hermana, hija, socia, heredera, emprendedora…
Nuestra mirada debe permanecer atenta a ellas, porque las mujeres están llamadas a cumplir un rol fundamental en el éxito de las empresas de familia y lentamente van logrando el reconocimiento que permita superar las tensiones familiares que se traducen en la cotidianeidad de la empresa por muchas inequidades.
Por eso es justo y merecido que las homenajeemos en el Día Internacional de la Mujer, porque nadie como ellas promueven la igualdad, la cooperación y el respeto en la familia y en la empresa ya que son trabajadoras inteligentes y eficientes, actúan como mediadoras en la relación entre padres e hijos y a medida en que se incorporan nuevos miembros a la familia también cumple un rol fundamental en la integración a la empresa, transmitiendo valores y educando.
Con su “intuición femenina” son de gran ayuda en los casos de conflictos interpersonales, y en las crisis económicas y contribuyen -más que nadie- a equilibrar el mundo de los afectos con el de los negocios y a replantear las reglas y las metas. En los tiempos que corren, el rol de la mujer se va transformando a pasos agigantados, y les impone una readaptación constante pues a los retos personales que se le imponen, se suma el de actuar como comunicadora, formadora y conciliadora en los intereses de la familia y de la empresa.