Estamos en estas fechas celebrando el “Día Internacional de la Empresa Familiar”.
Buen momento, por tanto, para reflexionar sobre el papel, presente y futuro, de este tipo de organizaciones empresariales en nuestra sociedad.
Las cifras evidencian que a la empresa familiar se le debe una gran parte de la creación de empleo y riqueza de nuestra economía. En América Latina, según diferentes estudios, podemos afirmar que son predominantes con una participación superior al 90 por ciento del sector privado, y son responsables de 70 por ciento del PIB de sus respectivos países y 70 por ciento del empleo.
Es cierto que bajo el epígrafe empresa familiar podemos encontrar a firmas líderes globales, de hecho el 40% de las mayores empresas de la región tienen carácter familiar, junto con micropymes. Pero todas ellas tienen algunos valores en común. Quiero destacar, para empezar, el enorme compromiso demostrado con su tierra y con su gente.
En estos duros meses que llevamos conviviendo con el nefasto influjo de la CoVid19 hemos asistido a un extraordinario despliegue de generosidad por parte de muchísimas empresas familiares, grandes, medianas o pequeñas, para aportar toda su energía en aras de contribuir a la gestión en estos duros momentos de confinamientos que hemos vivido en muchos países. Todo ello, en situaciones muy complejas que les obligan a batallar cada día por su supervivencia lo que muchas van a conseguir a base de mucha inteligencia, trabajo y coraje.
Por tanto, la presencia de las empresas familiares facilita el desarrollo personal y profesional de muchos ciudadanos. Ayudan a fijar población al territorio y suponen una extraordinaria oportunidad para que funcione el ascensor social y no se acrecienten las desigualdades sociales.
No olvidemos tampoco que las empresas familiares son la mejor escuela para emprendedores. En el STEP Project, un proyecto académico internacional que investiga la iniciativa emprendedora de las empresas familiares, elaborado para la Comisión y cuyo título es ‘Understanding Transgenerational Entrepreneurship Practices in European Family Businesses’ bajo la dirección de la profesora María José Parada, junto con la Università della Svizzera italiana (Suiza), la Windesheim University of Applied Studies (Holanda), la Jönköping International Business School (Suecia), la Audencia Business School (Francia) y la Lappeenranta University of Technology (Finlandia), se destaca que las familias empresarias crean más de cinco negocios durante su trayectoria
Y, lo que para mí es todavía más relevante, las empresas familiares son por lo general reservorio de valores de los que esta sociedad está muy ayuna: honestidad, visión de largo plazo, perseverancia, esfuerzo, resiliencia, espíritu emprendedor, capacidad innovadora,….
Por consiguiente, basándome en estas contribuciones, creo que es una obligación de cualquier gobernante sensato trabajar por crear condiciones que permitan el desarrollo de sus empresas familiares y su anhelada transición generacional. Un sociedad que cuida a sus empresas familiares va a ser, sin duda, una sociedad más próspera.
Pero también es cierto que las familias empresarias hay que pedirlas que desarrollen su tarea en coherencia con la extraordinaria responsabilidad que tienen, ya no sólo para sus accionistas sino para el conjunto de la sociedad. Apelo, pues, al papel social de la empresa familiar que debiera trabajar a favor de un desarrollo sostenible e inclusivo como el que se demandad en las actuales circunstancias.
Bajo estos supuestos pediría a los propietarios de empresas familiares tres reflexiones clave en momentos como el actual.
- En primer lugar, una decidida apuesta por la gobernanza corporativa de calidad. Aparte de otros mucho beneficios para el propio empresario, la buena gobernanza supone la necesaria transparencia que hoy se necesita para recuperara la confianza en las instituciones. En etapas de crisis necesitamos liderazgos fuertes que solo pueden consolidarse si se basan en la confianza.
- Destacaría en segundo lugar la necesidad de abordar esfuerzos en aras de la competitividad que permite ganar tamaño y rentabilidad. Un enorme porcentaje de compañías familiares son micropymes, lo que les convierte en extraordinariamente vulnerables. El primer desafío para crecer es tener mentalidad de crecer y eso pasa, muchas veces por superar viejos paradigmas. Si para crecer hay que perder ciertas dosis de control, como ocurre cuando se agrega talento o capital no familiar, puede merecer la pena en términos de sostenibilidad de los negocios. Pero es que además las empresas más grandes acostumbran a ser más perdurables o a generar empleos de mayor calidad. Bueno para sus dueños, pero también para el conjunto de la sociedad.
- Finalmente reclamaría un mayor protagonismo de los empresarios familiares en los debates de la agenda de cada país. Animo a los responsables de empresas familiares a convertirse en líderes de la sociedad civil. Que además de a sus empresas, tengan la vocación de dedicar tiempo a tareas de representación institucional. Son los empresarios familiares quienes mejor pueden poner en valor su contribución.
Creo, por tanto, que la sociedad debiera tener una mirada colaboradora para con sus buenas empresas familiares. La mayoría, por cierto. Esa mayoría silenciosa que invierte, crea empleo, genera valor para todo sus grupos de interés, y que no da lugar a escándalos tan cacareados en los medios. Una sociedad con buenas empresas familiares va a ser una sociedad mejor. Con más oportunidades y, por tanto, más libre. Pero reputación, decía Rockefeller, es hacer las cosas bien … y que se sepa. Por eso aplaudo que los empresarios familiares tengan un creciente protagonismo y nos permitan que su voz sea escuchada.
Autor: Manuel Bermejo, Presidente en The Family Advisory Board y Profesor en IE Business School
INVITADO ESPECIAL:
07 de Octubre de 2020 | Evento Gratuito y Abierto a todo público
¿Qué interrogantes plantean la Empresa Familiar 4.0?
¿Por qué son importantes las Empresas Familiares en el contexto actual y futuro?
Expositores invitados:
Guillermo Merediz: Secretario de la Pequeña y Mediana Empresa y los Emprendedores.
Manuel Bermejo. Profesor IE (España)
Natalia Christensen. Presidente IADEF e ILAEF
Comment (1)
Empresa familiar: ¿Eres un propietario responsable? | IADEF
10 Feb 2021 - 8:49 am[…] El necesario protagonismo de las familias empresarias en nuestra sociedad […]