La Directora del Registro Internacional de Mediadores de Empresa Familiar del IADEF, Verónica G. Pino, escribió una interesante columna sobre el importante rol del profesional mediador especializado en Empresas Familiares, en el portal Comercio y Justicia.
Es fundamental que los profesionales de la mediación comprendan las especificidades de las empresas familiares al momento de intervenir. Estas organizaciones presentan una complejidad única al estar compuestas por tres sistemas interdependientes: la familia, la empresa y la propiedad. Cada uno de ellos tiene objetivos, necesidades y lógicas de funcionamiento particulares:
- La empresa busca rentabilidad.
- La familia se orienta hacia la armonía y el bienestar de sus miembros.
- La propiedad está enfocada en la preservación y el crecimiento del capital.
Esta combinación puede generar conflictos complejos, ya que las tensiones en uno de los sistemas inevitablemente impactan en los otros. Además, los vínculos familiares añaden una carga emocional que no suele estar presente en las empresas no familiares, dificultando la gestión de conflictos y, en muchos casos, poniendo en riesgo la continuidad de la organización.
Para abordar estos conflictos de manera efectiva, es crucial que los mediadores comprendan las particularidades de las empresas familiares y diseñen intervenciones adaptadas a esta realidad. El complejo escenario de trabajo de estas organizaciones genera diversas fuentes de fricciones, necesidades e intereses contrapuestos que requieren un enfoque profesional especializado.
Intervención del profesional mediador en la empresa familiar
El profesional mediador puede desempeñar un rol más amplio que el de una intervención puntual, gestionando los desacuerdos con un enfoque preventivo, resolutivo y de contención de conflictos. Las acciones que desarrolla deben ajustarse a las necesidades específicas del caso y estar respaldadas por un diagnóstico previo que permita comprender el origen del conflicto y diseñar un plan de intervención adecuado.
Este plan puede incluir estrategias preventivas, de resolución de conflictos manifiestos y de contención de situaciones complejas, permitiendo actuar proactivamente en los distintos sistemas que conforman la empresa familiar.
Distintas etapas de intervención
- Etapa preventiva
En esta fase, el mediador puede: realizar diagnósticos de conflictividad; facilitar reuniones de trabajo; diseñar sistemas, programas y procedimientos internos para abordar conflictos; implementar cláusulas compromisorias; ofrecer talleres para desarrollar habilidades blandas (comunicación efectiva, manejo asertivo de emociones y toma de decisiones, etc.) - Etapa de gestión y resolución de conflictos
En esta etapa, el mediador evaluará el método más adecuado para abordar el conflicto, considerando a la negociación colaborativa, la mediación privada, la facilitación de procesos de consenso o toma de decisiones, entre otros. - Etapa de contención y administración de situaciones conflictivas
Aquí el profesional aborda conflictos crónicos entre actores clave, problemas de comunicación y choques de personalidades.
Si estas situaciones, no son gestionadas de manera adecuada, pueden dificultar el proceso de profesionalización de la empresa y poner en riesgo su estabilidad.
Principales conflictos en la empresa familiar
Entre los conflictos más comunes se encuentran la comunicación ineficaz, reglas poco claras sobre el manejo del dinero, roles superpuestos y el ingreso de familiares a la empresa sin criterios definidos, por solo mencionar algunos.
Estos conflictos están atravesados por luchas de liderazgo, reconocimiento, influencia y poder económico. Aunque frecuentemente se atribuyen a la personalidad del fundador o a disputas entre hermanos, las verdaderas causas suelen radicar en la desconfianza, la percepción de desigualdad y la mala fe.
La sucesión, o la falta de planificación de esta, es uno de los mayores retos en las empresas familiares. Las tensiones y rivalidades latentes suelen intensificarse en estos momentos, poniendo en riesgo tanto la continuidad del negocio como la estabilidad familiar.
La intervención de un mediador que comprenda las dinámicas internas de la familia, la empresa y la propiedad, permite diseñar estrategias que promuevan la cohesión familiar y la estabilidad organizativa. Este enfoque busca minimizar los riesgos y garantizar que los impactos de los conflictos sean manejados de manera constructiva, favoreciendo el equilibrio entre las prioridades empresariales y familiares.
El enfoque de “acción sin daño” adoptado por el profesional mediador tiene por objetivo minimizar los riesgos y garantizar que el impacto de su intervención sea positivo. Este enfoque permite que la empresa familiar desarrolle resiliencia y enfrente sus desafíos con una perspectiva a largo plazo. Además de resolver conflictos, este tipo de intervención fortalece las bases para un futuro sostenible.
La intervención de mediador profesional en las empresas familiares exige un conocimiento profundo de las particularidades que las caracterizan. Al identificar las dinámicas existentes entre la familia, la empresa y la propiedad, el mediador puede implementar estrategias orientadas a promover la cohesión y minimizar los riesgos asociados a los conflictos. Su labor se fundamenta en un enfoque integral y preventivo, lo que facilita que estas organizaciones enfrenten sus desafíos de manera responsable y sostenible. Una intervención adecuada permite alcanzar un equilibrio entre las necesidades familiares y las prioridades empresariales, asegurando así su continuidad y estabilidad a largo plazo.