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¿Cómo mantener la rentabilidad y armonía en las empresas familiares?
La directora del Instituto Latinoamericano de Empresas Familiares reconoció que la mayor mortandad de estos negocios se debe la falta de un protocolo familiar que les oriente, por ejemplo, a encontrar un sustituto del líder y saber superar las diferencias.
Por Vanessa Linares
Cuidar el patrimonio y aumentar la rentabilidad del negocio sin perder la armonía familiar son retos que deben enfrentar las empresas familiares en El Salvador y el mundo.
La directora de Desarrollo del Instituto Latinoamericano de la Empresa Familiar (ILAEF), Natalia Christensen, reconoció que la mayor mortandad de estas compañías se debe a la dificultad en encontrar un sustituto del líder fundador y a la falta de intereses comunes entre los miembros, de manera que llegan a situaciones en las que los conflictos se superponen al buen sabor de compartir los negocios con la familia.
Christensen explicó que el principal instrumento de gestión y gobierno corporativo familiar es el llamado “protocolo familiar”; es decir, una guía que, de común acuerdo, regule las prácticas de conducta vinculadas con el trabajo, el relevo generacional, el patrimonio, la cultura y los valores y todo el legado a transmitir.
Según la experta, es común que las empresas cuyos miembros comparten vínculos consanguíneos no tengan claro cuáles son las funciones y roles de cada uno, según su edad o grado de participación en la compañía.
Y, en ese sentido, haya diferencias de opinión sobre quiénes de la familia pueden entrar a trabajar, qué condiciones o requerimientos se le van a pedir; qué pasa si uno de los parientes no está cumpliendo con los objetivos o con lo que se espera del puesto; si se emplean a familiares políticos (cónyuges de la línea de consanguinidad), cómo se determinan salarios y cómo se hacen los despidos.
El protocolo familiar también dirime sobre aspectos relacionados al
trabajo y la propiedad, como en cuánto se valoran las acciones, si un
familiar quiere vender su parte a cuánto y a quién puede vender; si hay
algún grupo de accionistas que tienen preferencia o cómo se da uso al
patrimonio; u otros vinculados al relevo generacional como, al momento
de salir el fundador, quiénes de la familia serán considerados como
candidatos, bajo qué parámetros se escogerá al sustituto y cuáles son
las garantías para que el predecesor tenga una desvinculación
programada, ordenada y con garantías de sustentabilidad económica.
«Lo que define a una empresa familiar es la propiedad de ese negocio y qué tanto permanezca”.
Natalia Christensen, Directora de Desarrollo ILAEF
“Queremos que las familias entiendan a qué situaciones están expuestos a lo largo de su vida para poder comportarse mejor, tomar conductas idóneas para lograr ese gran objetivo que es rentabilidad del negocio y armonía familiar”, insistió la representante.
De ahí que las recomendaciones para las empresas familiares pueden
resumirse en tres principales: primero, sensibilidad y conciencia sobre
la importancia del protocolo y la organización y para ello, información y
formación profesional; segundo, “dejarse ayudar” por el acompañamiento
de un consultor de empresa familiar que tenga conocimientos de
administración, psicología o derecho; y en tercer lugar, implementen
estrategias básicas de comunicación como familia empresaria, de
planificación paralela entre empresa y familia y de prácticas de buen
gobierno corporativo.
Según Christensen, en El Salvador, el 90 % de las empresas son familiares y este tipo de negocios representan el 65 % de la economía nacional (medida según el Producto Interno Bruto-PIB).
La también presidenta del Instituto Argentino de la Empresa Familiar, que estuvo en el país para iniciar la delegación del ILAEF en El Salvador así como el Programa de Desarrollo de Empresas Familiares en El Salvador- con el apoyo del Centro de Formación Empresarial de la Cámara de Comercio e Industria y la firma consultora Edukado- dijo que se prevé comenzar una serie de proyectos ambiciosos en la región, entre ellos, investigaciones para radiografiar a las empresas familiares de Latinoamérica.
Saber, por país, cuántas son, dónde están, en qué rubros participan, cuál es su grado de madurez, permitirá, entre otras cosas, tener una visión más real y producir insumos para crear políticas públicas, recomendaciones y programas específicos de apoyo.
Por ahora la región no tiene ningún marco normativo al respecto, pero en Argentina ya se trabaja en una reforma al Código Civil y Comercial que va a dar cumplimiento legal al protocolo familiar. Esto, dijo Christensen, podría ser “la punta de lanza” para otras iniciativas similares en el istmo