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Proyecto personal ¿vs? proyecto de la empresa familiar
El proyecto personal de los miembros de las nuevas generaciones, ¿es una amenaza para la continuidad del proyecto empresario familiar? En los últimos años, esta pregunta se ha hecho más explícita y frecuente. ¿Por qué? ¿Cómo afecta al desarrollo de la persona y de la familia empresaria? ¿Denota falta de compromiso con el proyecto común?
Según nuestro enfoque, consideramos que el éxito de la consolidación y proyección de las empresas familiares depende de considerar cuatro dimensiones: la sustentabilidad empresaria, la armonía de los vínculos, la contribución al bien común y el desarrollo integral de las personas involucradas.
La última dimensión, que reconocemos como imprescindible, implica que las personas logren la autodeterminación que les permita una elección libre para proyectar su propia vida personal y vocacional. Para poder ser un propietario o dueño comprometido, es fundamental ser dueño de uno mismo, tener un propósito y tener espíritu emprendedor para llevarlo adelante. Es desde esa madurez y actitud personal que se habilita mejor la posibilidad de comprometerse e involucrarse con responsabilidad en el proyecto empresario común.
Diálogo entre el proyecto personal y el de la empresa
Parece útil reconocer que el proceso de desarrollo del proyecto personal “se da en diálogo” con el proyecto empresario familiar y la cultura familiar predominante. El tema plantea un encuentro de expectativas, intereses, necesidades que tiene varias dimensiones a reconocer y conciliar.
Por una parte, está la dimensión de la expectativa de los fundadores. La preocupación legítima de ellos para conseguir que las nuevas generaciones se sumen al proyecto empresario tiene, según la cultura familiar predominante, dos maneras muy distintas de enfocarse para lograr el objetivo:
- La empresa es “cuestión de familia” y merece continuarse. Por eso, se pone afán en “seducir a las nuevas generaciones”, por ejemplo, posibilitando un acceso a remuneraciones y cargos que no les serían posibles fuera de la empresa familiar.
- El desarrollo de las personas y la empresa son “cuestión de familia” y se debe buscar el mejor involucramiento de las nuevas generaciones. Así, se considera y promueven las vocaciones personales, atendiendo las necesidades de consolidación y proyección de la empresa.
Por otra parte, está la dimensión de la expectativa de las nuevas generaciones. Estas se animan a plantear la búsqueda de sentido para sus vidas personales y las del grupo familiar que han decidido fundar. Esa necesidad se suma al sentido de urgencia que las caracteriza. Esto hace que, muchas veces, no encuentren en el proyecto empresario común las respuestas que necesitan, en forma lineal y directa.
Podemos señalar algunos aspectos que condicionan esa búsqueda de sentido para su vida personal:
- La disponibilidad de patrimonio personal propio, que no siempre es suficiente para sostener el estándar de vida familia. La atención de las demandas presentes y de mediano plazo de la familia que han conformado son muchas. La promesa de “todo eso que va a ser tuyo en el futuro” tironea para seguir atado al proyecto empresarial de la familia de origen.
- La tradición o paradigma familiar. Muchas veces se priorizó el proyecto empresario sobre el proyecto personal de otros miembros de la familia, y así se logró el éxito.
- El sentido de pertenencia, responsabilidad y respeto a los mandatos familiares encarnados en personas significativas.
El desarrollo personal enriquece a la empresa
Para lograr un desarrollo pleno del proceso personal recomendamos tener en cuenta la madurez personal, el sentido de realidad, el respeto, la creatividad y el diálogo (con uno mismo, con el grupo familiar propio y con los miembros de la familia empresaria).
La búsqueda del propio desarrollo personal, lejos de ser una amenaza al proyecto empresario común es una oportunidad de abordar un proceso de discernimiento. Esto puede favorecer el desarrollo personal (condición necesaria para ser un propietario y socio competente) y su vinculación e integración al proyecto empresario de la familia.
Habitualmente, estos planteos son vividos por la familia empresaria como una amenaza, hasta una traición a las tradiciones y mandatos. Nuestra experiencia nos permite decir que, bien encauzado, genera un enriquecimiento de la cultura empresarial que habilita nuevas alternativas.
Es cierto que en un primer momento puede ser disruptivo, porque las generaciones anteriores no lo vivieron así. Sin embargo, si se facilita un proceso de reflexión y diálogo para revisar los paradigmas culturales que mejor se adecuan a la realidad contemporánea y futura, integrando los desafíos y necesidades de todas las generaciones, se podrá alcanzar de manera más eficaz la proyección empresaria con una visión compartida que dé lugar a la concreción de los proyectos personales.
Roberto Martin
Socio Activo IADEF
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