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La ausencia de comunicación en las Empresas Familiares
Muchas veces no nos damos cuenta del alcance que supone la ausencia de comunicación en las Empresas Familiares. No hacerlo implica perder competitividad, rentabilidad y, sobre todo, incrementar el malestar familiar. Es necesario conversar y ponerse de acuerdo. Sostener buenas conversaciones es un elemento estratégico para la empresa familiar, un componente crítico para el éxito en la empresa y en la familia.
Imaginemos una empresa de tres hermanos/as donde cada uno, desde hace más de 30 años, ha llevado un departamento de la compañía. Sin relación entre ellos a la hora de la toma de decisiones del negocio, no ha habido control de la caja de la empresa ni presupuesto alguno, ni relación de puestos de trabajo, no se conocen las retribuciones y el administrador de la sociedad tiene libertad absoluta para decidir a su antojo. Además, las relaciones familiares entre cuñados/as casi no han existido y las relaciones familiares entre los primos es muy escasa.
Los años pasan y llega el momento en que los fundadores/as se plantean el relevo generacional. Todos los temas que nunca se habían tratado se ponen encima de la mesa y es cuando “saltan” todas las alarmas, ya que cada una de las ramas familiares tiene sus propios intereses y nunca han hablado de aquello que les preocupa para que el negocio continúe.
Cuando esto ocurre, es hora de la extrema generosidad por parte de todos los integrantes de la familia, tanto de la primera como de la segunda generación: si nos “echamos” en cara todo aquello que no hemos hecho, todas las decisiones que se han tomado por iniciativa propia sin consulta, o la disposición del dinero sin control, esa empresa puede estar abocada a su liquidación. Nadie de la siguiente generación querrá entrar en un “enjambre de abejas”.
Solucionar la ausencia de comunicación
Es necesario que los hermanos/as hablen, hablen y hablen, pero de manera empática, poniéndose en el lugar de aquellos miembros de la familia que se hayan podido sentir anulados durante tantos años. Es el momento de que la segunda generación ayude a los fundadores/as a limar asperezas. A que haya reuniones entre los primos que faciliten salir del bucle en el que se encuentran, a encontrar una visión común. A clarificar los roles de cada uno. A examinar si hay miembros de la familia que puedan dirigir la empresa, o hay que buscarlos fuera.
Ha llegado la hora de la creación de un Comité de Dirección que se reúna todas las semanas y que sea el futuro embrión del Consejo de Administración de la entidad. Es hora de la creación del Consejo de Familia donde participen los fundadores/as y un miembro de cada rama familiar y se pongan en común todas las inquietudes de las familias con relación a la empresa. Hay que fijar y establecer el “día de la familia”, donde asistan todos sus miembros, tanto de sangre como “política”.
Extrema generosidad y visión común. Es el único camino para seguir adelante.
Antonio López Triviño Junco
Socio Activo IADEF
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