Palabras del Presidente del IADEF, entidad promotora en Argentina, en conmemoración del Día Internacional de la Empresa Familiar
En momentos de pérdida de valores personales y de crisis económicas locales y globales, cuando vemos que las personas y los gobiernos no encuentran el rumbo, debemos ser conscientes que existen dos instituciones sociales básicas con capacidad para revertirlas: la Familia y la Empresa.
La primera, por su enorme capacidad de generar valores: amor, crianza, generosidad, confianza, solidaridad, protección, cuidado y educación.
La segunda, porque crea puestos de trabajo y porque produce los bienes y servicios requeridos para satisfacer las necesidades individuales y sociales.
Cuando estas dos distintas instituciones se funden en un solo organismo nace una EMPRESA FAMILIAR con enormes y comprobadas fortalezas a nivel humano, económico, social y ambiental.
Sin embargo, las empresas familiares no son suficientemente valoradas por la comunidad y, en muchos casos, son víctimas del desajuste interno entre su sistema emocional, propio de la familia, y su sistema racional, propio de la empresa, lo que le genera conflictos que las debilitan y, principalmente al momento del relevo generacional, pueden llevarlas a la desaparición.
A ello se suma en Argentina un sistema legal y fiscal sobre la propiedad de la empresa que no prevé soluciones especiales que faciliten su funcionamiento y continuidad en el tiempo.
Es por eso que existe, a nivel mundial y local, todo un “movimiento” tendiente a procurar que las empresas familiares sean ayudadas desde el interior y desde el exterior.
En lo interno, la familia empresaria debe tomar conciencia de la necesidad de encarar un trabajo de fortalecimiento de los vínculos personales y de las relaciones entre los familiares, la empresa y la propiedad. A tales fines resulta indispensable que sus miembros se capaciten y que la familia cuente con un asesor externo, o consultor de empresas familiares, que la guie en este camino con elementos de la psicología social, del management y del derecho.
En lo externo, es necesario que desde los gobiernos y desde instituciones públicas y privadas, se fomenten y ejecuten políticas de tutela de las empresas familiares que, reconociendo su importancia, introduzcan modificaciones en el sistema legal, fiscal y laboral que faciliten su funcionamiento y continuidad, lo que requiere de investigaciones previas.
A tales fines hay instituciones en varios países del mundo dedicadas a la investigación, la docencia, la capacitación de familias y de consultores, y la generación de políticas y programas.
En Argentina, desde el Instituto Argentino de la Empresa Familiar (IADEF), que es una asociación civil sin fin de lucro con calidad de ONG, integrada por profesionales y por empresas familiares adheridas, con sede central en Buenos Aires y dieciséis sedes regionales en doce provincias, estamos comprometidos con tales tareas llevando adelante acciones de capacitación para familias empresarias, para consultores y para profesionales en general, como así realizando investigaciones, brindando servicios de orientación y promoviendo políticas de tutela en todo el país
Es por todo ello que, con motivo del DÍA INTERNACIONAL DE LA EMPRESA FAMILIAR, queremos hacer llegar a todos los integrantes de este “movimiento” de Empresas Familiares: familias empresarias, consultores, docentes, investigadores, instituciones y personas comprometidas, nuestra mayor felicitación por sus trabajos y nuestro permanente compromiso de apoyarlos desde nuestras tareas.
Hoy en definitiva, porque creemos que las empresas familiares son instrumentos para el desarrollo humano, económico, social y ambiental, proclamamos a los cuatro vientos con esperanza y optimismo: “FELIZ DÍA INTERNACIONAL DE LA EMPRESA FAMILIAR”.
Eduardo Favier Dubois (h)
Presidente
Instituto Argentino de la Empresa Familiar