La vida de cualquiera de nosotros está atravesada por muchas variables diferentes de ámbitos y a su vez distintos. Nadie puede vivir en un compartimento cerrado y aislado. O, mejor dicho, si podría… pero a la larga le reportaría consecuencias graves en su salud física y mental. Algunos estudios incluso han demostrado que una persona que vive aislada de la sociedad y del contacto con otros seres humanos puede vivir hasta 10 años menos (estando perfectamente sano).
Cada uno de nosotros recorre regularmente estos espacios: familia, trabajo, amigos, estudio, recreación y cuidado de la salud como para citar algunos. El porcentaje de incidencia de cada uno en nuestro tiempo es variable y en muchos la familia y trabajo ocupan una cantidad relativamente mayor que el resto.
Si bien creo que todos los que lean este artículo coincidirán con la existencia de estos ámbitos y la importancia de desarrollarlos a todos, estoy casi seguro también de que muchos no logran acomodar la agenda para que así suceda. Cuando suelo preguntar las razones que impiden llevarlos a cabo se escuchan cosas como: “en países como el nuestro hay que trabajar mucho más de lo normal”, “yo descanso trabajando, a mí no me cansa estar a mil”, “ya no estoy en edad de estudiar nada, y tampoco tengo ganas”, “sufro un montón de problemas y querés que me cuide en las comidas???”.
Si tomamos un prisma y hacemos pasar un rayo de luz blanca por el cristal, veremos que proyecta como salida un arco iris. El prisma descompone la luz blanca en un espectro equilibrado de siete colores. Supongamos que nuestra vida es la luz blanca y que cada uno de los siete colores es un aspecto de ella. Deberíamos poder encontrar la combinación exacta de actividades en cada ámbito para poder seguir siendo una luz blanca, ya que, para ser blanca, la luz debe estar compuesta necesariamente por los diferentes colores.
Que interesante sería poder armar nuestras agendas semanales con un poco de cada color. Claramente el color trabajo y el color familia tendrán mayor protagonismo que el color amistades o el color deporte. Pero lo importante es asegurar su presencia, en la medida que la realidad de cada uno lo permita, porque entendemos su gran valor para llevar una vida sana y equilibrada.
No pude dejar de hacer el parangón con la vida de una empresa familiar. Cómo balancear la misión de la empresa (crear valor en forma de productos y servicios para comercializar), con la misión familiar (cuidar y promover la vida y la cultura de la familia) y la personal (destino personal y único de cada persona, el sentido de la vida).
En mi vida profesional me he encontrado con muchos clientes que han desarrollado muy bien el ámbito de la empresa, convirtiéndose en exitosos empresarios con organizaciones sólidas y rentables. Pero cuando se miran los otros dos ámbitos (familiar y personal) las materias adeudadas saltan a la vista, opacando el brillo del éxito empresarial. ¿Es negocio tener una empresa super exitosa y una familia llena de conflictos? ¿o una salud deteriorada por tanto estrés y horarios extendidos?
Como puse en el título, el equilibrio es un arte. Deberemos armarnos de paciencia porque no hay una receta única. Cada cual debe encontrar su propia combinación y, por lo general, lleva tiempo encontrarla. Además, dependerá también de los momentos vitales de cada uno… es decir que esa combinación se modifica con el tiempo.
Veamos algunas recomendaciones que pueden ayudarnos en la búsqueda del equilibrio:
Ámbito empresarial
- Fijarse un horario a cumplir. Si bien es cierto que a veces y por momentos no es posible mantenerlo, también es cierto que no puede extenderse siempre. Tener un horario ayuda.
- Programar una agenda diaria de trabajo. Al comienzo de la semana es bueno programar las actividades más importantes. Se debe programar un 60-70% del tiempo de trabajo, dejando el resto para los imponderables que siempre están. En mi experiencia, es más común encontrar a empresarios que trabajan 80-90% del tiempo con los imponderables y el resto planificadamente, lo que dificulta y encarece la consecución de los objetivos.
- Roles claros. Si la gente que los acompaña sabe lo que tiene que hacer no hay necesidades de que estén permanentemente preguntando. O lo que es peor, que hagan cosas mal y luego haya que trabajar para arreglarlas.
Ámbito familiar
- Hacer lo posible para que la casa no sea una extensión de la oficina. Eso incluye al celular. Para facilitar este punto es recomendable avisar a los empleados que sólo deben llamar o mandar mensajes en casos específicos de urgencia real. Si analizan, muchas de las llamadas o mensajes que reciben podrían esperar hasta el otro día.
- Dedicarle tiempo a cada miembro de la familia. No es imprescindible que sea mucho tiempo. A veces con sólo preguntar cómo están, cómo van sus cosas, o simplemente compartir un capítulo de alguna serie juntos o un partido en la playstation alcanza.
- En algún momento, contar cómo va en la empresa, pero intentando hacer hincapié en el desarrollo de la misma, los planes para el futuro e incluso preguntándoles qué harían ellos si fueran los que tienen que decidir. Esto ayuda a desarrollar el espíritu emprendedor de los más jóvenes y la creatividad. No es bueno que cuando los escuchan hablar sea siempre de problemas que han tenido. ¿Quién querría trabajar en un lugar así?
Ámbito personal
- Hacer el intento de armar una agenda semanal que además de trabajo y familia incluya deporte, estudio, relaciones sociales y cuidado de la salud. Al principio parece una misión imposible, pero es cuestión de empezar para darse cuenta de que no es tan difícil ser una luz blanca.
- Incorporar el hábito de la introspección. Esto es aprender a desarrollar la habilidad de mirarse para adentro y ver si estamos conformes con las cosas que estamos haciendo o si hay algo que sería bueno modificar. Sólo parando unos minutos y meditar en este sentido traerá grandes beneficios.
- Responder a esta pregunta: ¿Dónde te gustaría estar en 5 años? A nivel personal, familiar y empresarial. Imagina el escenario y luego empieza a armar las estrategias para lograrlo. O sólo visualízalo, ya es un gran avance.
Una vida equilibrada es posible. Como con muchas cosas en la vida es cuestión de desarrollar el hábito, pero, sobre todo, de tomar conciencia de que la vida no es sólo trabajo. Les puedo asegurar que intentando vivir así, equilibrando empresa-familia-persona, tendrán una vida mucho más plena y saludable.
Autor: Cr. Pablo Loyola. Consultor. Socio activo IADEF