- Instituto Argentino de la Empresa Familiar
- info@iadef.org
- (54) 11 5866 9645
Dilemas en pandemia: el desafío de controlar las emociones
Escuchamos a líderes varios y gobernantes compartir el dilema al que se enfrentan con cada oleada de pandemia. Dilemas donde las opciones se presentan como malas o muy malas. Tenemos que elegir entre cerrar mucho o… ¡mucho! Quiere decir que no parece haber una manera de enfrentar tan dura realidad, que no sea con variantes malas todas, donde nos vemos ante limitaciones severas en la vida cotidiana conocida.
En ese contexto, además, dichos dilemas se expresan, muchas veces, de un modo extremo desde lo emocional. Se exacerban las visiones de las partes. Parece no haber manera de acordar. O es como yo lo digo, o es la muerte. Entonces, no solo los dilemas son extremos desde lo negativo, sino también los sentimientos asociados en cómo se expresan. Por lo tanto, nos encontramos inmersos en situaciones que nos dejan perplejos, con un profundo sentimiento desesperanzador. Si quienes lideran nos transmiten dilemas en esos términos, más difícil se hace caminar lo cotidiano y construir futuro.
El peligro de los dilemas dominados por las emociones
Ese formato radical se presenta también en los negocios, empresas, familias y directivos que gestionan. Quienes lideran caen con facilidad en la presentación de dilemas en los negocios y en la vida familiar en los cuales nada bueno se puede vislumbrar. Se lideran familias y empresas generando un contagio emocional donde las pasiones se desbordan. Así, encontramos funcionamientos confusos, donde se toman decisiones viciadas de esa carga emocional que no deja pensar. Decisiones basadas en la desesperación del momento y que, inevitablemente, conducen a realidades poco recomendables. Maneras de comportarse y actuar que siembran pesimismo y negatividad, cuando lo que tenemos que poder lograr es, aun en condiciones tan adversas, climas mínimos de convivencia y tranquilidad.
Los ejemplos de dilemas extremos, apasionados, donde no hay matices, abundan y son moneda corriente:
- “Si seguimos comprando, nos vamos a fundir”
- “Si seguimos vendiendo, nos vamos a fundir”
- “Despidamos a la mitad de la gente”
- “Si tomamos alguien nuevo, es un desastre”
- “Agreguemos más cosas para vender, no importa qué, así sobrevivimos”
- “Si no puedo abrir mañana se termina todo”
- “Los clientes son unos hipócritas, les das algo y se abusan”
- “Para qué quiero a la familia acá, si no responden cuando los necesitás. Echemos a los que sobran”
La lista puede ser larga. Sería bueno que quienes lideran negocios y familias puedan repensar las decisiones que toman y en qué estado emocional las abordan. Reflexionar sobre los dilemas que enfrentan. Encontrar una manera de pensarlos y compartirlos que promueva vías de solución alternativa.
Que una empresa y familia funcionen en estos tiempos no es resultado del azar o de algún iluminado del momento, requiere de un arduo trabajo personal y de conjunto. Pero en esos términos no hay nada productivo que pueda surgir. Salvo profundizar el dolor.
Néstor Ravinovich
Socio Activo IADEF
Entradas anteriores
Conflictos en las Empresas Familiares
Pandemia: Empresas familiares preparadas para liderar la reactivación económica